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Viernes - 19.Abril.2024

Habilidades del buen administrador empresarial

Como emprendedor o responsable de un proyecto/empresa, hay una serie de cualidades con las que se deben de contar, o en todo caso, delegar en una persona que las reuna, lo cual termina manifestándose positivamente en el éxito del mismo. Uno de estos papeles recae en la figura del administrador empresarial, que María del Mar Gómez Cervantes puntualmente describe en su manual "Las habilidades comunicativas del directivo empresarial", disponible para descarga gratuita y del cual acercamos un extracto.

La comunicación y la labor del administrador empresarial

Dada la importancia que tiene el proceso de administración empresarial, tal y como acabamos de poner en evidencia, así como la eminente contribución que tiene la comunicación en su desarrollo, pasaremos inmediatamente a considerar la labor del administrador empresarial y, en consecuencia, la aportación del proceso comunicativo en ella.

Nuestro modo de proceder se describe conforme a los siguientes puntos principales: definición del administrador y consecuente caracterización de su rol profesional y, por otro lado, análisis de su labor en tanto que vinculada a la realidad humana que se da en el entorno empresarial en el que se desarrolla su tarea. Con este análisis tendremos en cuenta, por lo tanto, la aportación que se desprende de entornos como el psicológico, trayendo a colación alguna de las teorías administrativas que ya hemos mencionado en el epígrafe anterior, o el comunicativo, suponiendo ambos elementos una importante contribución para la ejecución de esta labor profesional.

Así, comenzaremos por la caracterización del administrador empresarial, en relación con la cual estableceremos las distinciones correspondientes a los conceptos de “administrador” y, por otro lado, el de “líder”, a menudo empleados con arbitrariedad Realizada esta presentación de los rasgos definitorios correspondientes a ambos conceptos, coincidimos con Robbins al concluir con la apreciación de que “[. . . ] todos los administradores «idealmente» deberían de ser líderes” (Robbins, 1994: 521). De hecho, es conveniente que el administrador procure el desarrollo de una serie de rasgos actitudinales y psicológicos, propios de los líderes, como son los que detallamos a continuación:

  • Deseo de dirigir. Es decir los líderes han de distinguirse por su gran deseo de influir y de dirigir. Asimismo han de mostrarse dispuestos a aceptar cualquier tipo de responsabilidad.
  • Impulso. Los rasgos de esfuerzo, energía e iniciativa han de formar parte del carácter del líder. De esta forma, el líder ha de dar muestra de un deseo relativamente elevado de conseguir los logros propuestos. De este rasgo es de donde, precisamente, nace su condición de ser ambicioso, incansable y persistente en sus actividades.
  • Autoconfianza. Un líder ha de, al menos, mostrarse exento de dudas. Este rasgo de autocon?anza será, precisamente, lo que hará que pueda convencer a sus seguidores de la corrección de sus metas y de sus decisiones.
  • Inteligencia. La inteligencia ha de ser el medio más eficaz para proceder a reunir, sintetizar e interpretar la información que le rodea. Asimismo habrá de hacer uso de ella para crear visiones, resolver problemas y tomar las decisiones correctas en los momentos adecuados.
  • Conocimientos relacionados con el puesto a desempeñar. Estos conocimientos necesarios se basan, fundamentalmente, en aspectos relativos a la compañía, a la industria y a todos los asuntos técnicos que la describan.
  • Honradez e integridad. Son rasgos de tipo ético-moral que también tienen gran incidencia en la descripción del líder si tenemos en cuenta que éste ha de presentarse como una persona que no engaña, que es veraz y que, por ende, manifiesta consistencia entre las palabras y los hechos.

Desde nuestro punto de vista, el administrador, en tanto que líder y, en consecuencia, dado que su ejercicio profesional se traduce en una continua relación interpersonal con los restantes componentes de la empresa, ha de conjugar, en su personalidad y en la ejecución de su cargo, factores de interés comunicativo y psicológico que, sin duda alguna, permiten la fluidez de dicha relación profesional. De esta forma, consideramos aplicables a la práctica profesional del administrador las teorías pertenecientes al denominado Enfoque del comportamiento y, principalmente, la teoría denominada del mismo modo.

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08/02/2011ir arriba

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